
Cada 24 de septiembre la comunidad cristiana de Tucumán celebra su fiesta más importante.
La veneración a esta advocación de la Virgen María tiene siglos de historia en esta provincia y, en épocas del nacimiento de la Patria, llegó a su punto culminante cuando Manuel Belgrano encomendó la suerte de sus tropas a la protección de la imagen mariana. Ese día, el día de la Batalla de Tucumán, la Nación dio un enorme paso hacia su independencia definitiva. Conocer esta fiesta y vivir la emoción y la fe del pueblo tucumano es una experiencia única.
“Merced” significa misericordia, dádiva, gracia y también perdón, es por ello que el nombre de esta advocación alude a la misericordia de Dios con sus hijos, que dejó en la persona de la Virgen María una auténtica madre, un canal de gracia y una cabal intercesora. Los Mercedarios, aparte de los votos de pobreza, castidad y obediencia, hacían un cuarto voto, en el que se comprometían a dedicar su vida a liberar esclavos, y, si fuese necesario, quedarse en lugar de algún cautivo en peligro de perder la fe, o por el que no hubiera dinero suficiente para lograr su liberación. Muchos de ellos entregaron la vida, acogiéndose a la “Merced” de Nuestra Madre.
Por los muchos favores que la Virgen de las Mercedes dispensó a los tucumanos, el Cabildo en 1687 la nombró Patrona y Abogada de la ciudad. En 1696, el Papa Inocencio XII fijó el día 24 de septiembre como la fecha en la que se debe celebrar su fiesta. La Orden de los Mercedarios se ha encargado de difundir la devoción a Nuestra Madre bajo dicha advocación, extendiéndose por todo el mundo a lo largo de los siglos. Es sabido que, cuando los frailes mercedarios llegaron a América, introdujeron esta hermosa devoción. Por eso hoy, la Virgen de la Merced (o, de las Mercedes) es celebrada por los devotos de República Dominicana, Perú, Ecuador, Argentina y muchos otros países del continente.
Virgen de las Mercedes, Santa historia argentina
Si se desanda la historia argentina unos años atrás de la Independencia, se encuentra en Tucumán otro hito que marcó a fuego la conformación de la Patria. 1812 es el año, las inmediaciones de la ciudad el lugar, Manuel Belgrano y el Ejército del Norte los protagonistas, y la Virgen de la Merced la hacedora de un milagro que significó la victoria para las tropas nacionales y la adoración permanente de un pueblo creyente y fiel.
Haciendo caso omiso a las órdenes del Cabildo de Buenos Aires, que le exigían al general Belgrano continuar hacia Córdoba la retirada que realizaba junto a sus exhaustos soldados bajando de Jujuy, el creador de la bandera buscó auxilio y solaz bajo el manto de la Virgen de la Merced, en Tucumán. Ordenando sus pocas tropas y reforzadas por el fervor de los habitantes de la ciudad, decidió esperar allí al ejército realista comandado por Pío Tristán, que lo duplicaba en número y bajaba decidido a llevar los límites de la Corona lo más al sur posible.
La furia de los defensores, la valentía de los soldados al mando de Belgrano y el auxilio de la naturaleza que provocó una fuerte tormenta de viento y tierra, con una inédita manga de langostas ese 24 de septiembre, desorientó a las tropas españolas que fueron arrasadas y debieron batirse en retirada. Este capítulo marcó a fuego el futuro de la patria, porque se pudo defender la frontera norte de la futura Argentina gracias a la valentía de este pueblo bravo y orgulloso. Manuel Belgrano, agradecido, ofrendó a la Virgen de la Merced su bastón de mando y la nombró Generala del Ejército del Norte, como cerrando un círculo bajo el milagro de la fe. Esta escena histórica se produjo en la misma procesión de ese día, cuando el General hizo bajar a tierra las andas donde llevaban la imagen para realizar este acto de agradecimiento.